jueves, 8 de mayo de 2008

Miento luego existo

Ese debería ser el lema, el motto de estas latitudes que habitamos. Cuando uno cree que ya no es posible que algunos (perdón, muuuchos) superen el nivel de mentir a lo grande y tomarte por tonto, va y salta la liebre.

Lo de Coslada ha sido la leche, resulta que todo el mundo lo sabía, pero no se actuaba "porque no había denuncias por escrito". Cojonudo. Con estos Hitler hubiera sido el amo de Europa, o uno de esos pedazos de mierda que se atrincheran con 200 niños sería intocable, porque haber quien les "denuncia por escrito" (sic). Hay tantísimos ejemplos por estos lares que me darían para varios posts diarios, así que cojo este por poner un ejemplo, como se pueden poner miles más.

Lo peor de todo es que la mentira (pero la gorda, no la mentirijilla de nada) está tan incrustada en la psique de todos que si no mientes eres tonto y se ríen de tí por ser honrado. Y al final se miente tantísimo que ya se olvida cuál era la verdad y la gente se cree las mentiras. Un círculo vicioso, vamos.

Dicen que antes se coge a un mentiroso que a un cojo, pero parece que les importa un pimiento el ser pillados, mientras no se les quite de su poltrona que tanto les beneficia (y como tienen el culo pegado con loctite a la silla, no se consigue ni con una manada de lobos hambrientos). Así nos va, claro. La versión macabra del "vamos a contar mentiras, tralará" que cantábamos de niños... La mentira como forma de vida, esa herencia del catolicismo que tanto perdura...

2 comentarios:

Itsaso dijo...

Lo mismo sucede con el austriaco este que ha tenido retenida a su hija, con la que ha tenido hijos, y los ha tenido a todos en el sotano. Digo yo que ¿alguien sospecharia no? Pero, como es mejor vivir mirandose al ombligo, no decir nada, y cuando te ponen un micro en boca decir "eso yo ya lo sabia"... Que triste...

Arsi dijo...

Pufff... un caso terrorífico ese, de poner los pelos de punta...

Solo pensarlo me da grima