Es bastante común hoy en día oir hablar de lo diferentes que son los
niños. Es verdad que los tiempos cambian y que tienen muchas cosas que antes no había para entretenerse, lo cual hace que en general no sean tan callejeros como las generaciones precedentes.
También es verdad que en muchas ocasiones se les maleduca sobreprotegiéndoles y perdonándoles y disculpándoles todo, lo cual hace que se conviertan en pequeños tiranos, ya que saben que pueden hacer lo que quieran sin pagar por ello. Pero aquí es dónde llegamos al meollo de la cuestión: la culpa no es de ellos, sino de los que les educan.
Y es que los adultos, que son quienes

dirigen la sociedad, parecen sentirse hasta cierto punto molestos con la presencia de niños (y de ancianos). Nuestra sociedad está alcanzando un hedonismo con tintes autodestructivos, porque esos que hoy molestan mañana mandarán.
Se ve una curiosa doble moral: por una parte no se les aguanta mucho y parece que molestan, pero por otra parte algunos padres sobreprotegen a sus hijos, en mi opinión en una especie de burda compensación con intenciones de lavar su mala conciencia. Y es que como dice un famoso dicho antiguo:
Educar a un niño es tarea de toda la tribu
No se puede decir más en tan pocas palabras: los padres, las escuelas, los organismos, etc... todos tienen la responsabilidad de educar a los niños,que son nuestro futuro. Porque es triste que un niño, por ejemplo, llegue a la tarde a casa y en vez de programación infantil en la tele, vea programas
sórdidos a más no poder.
Si fueramos veinte años atrás y cambiásemos la programación infantil de entonces por la de "ahora", nuestra primera pregunta probablemente sería: "¿dónde están los dibujos?"