Recuerdo cuando salir a la calle con un billete de 1.000 pesetas te hacía sentir que tenías dinero. Pero desde que entró el euro, hace ahora 6 años, su equivalente (6 euros) lo que te hace sentir es que no tienes ni para pipas. Incluso un billete de 10 euros (1.664 pesetas) es mucho menos que las antiguas 1.000 pesetas.
El asunto es que el euro parece que sigue dos caminos: el de los sueldos y el de los precios. Los sueldos sí que siguen siendo equivalentes a los antiguos de las pesetas, pero los precios aplicaron el famoso redondeo (1 euro = 100 pesetas) más las continuas y notables subidas de los años posteriores, lo que ha provocado que el poder adquisitivo se vea mermado notablemente.
Los pisos, la comida ó los productos de primera necesidad son claros ejemplos de la falsedad de los datos de inflación con los que nos avasallan para decirnos que somos tontos y que no es verdad que las cosas suban mucho... Otro claro ejemplo son las ganancias astronómicas que los bancos y cajas de ahorros exhiben por estas fechas todos los años.
En definitiva, que digan lo que digan hace 7 años gozábamos de más poder adquisitivo, por mucho que se inventen datos y excusas para justificar lo injustificable: que los elegidos por el pueblo gobiernan para sus amiguetes ricos.
Hace 5 años
3 comentarios:
No puedo estar más de acuerdo. Es indignante como se ha aprovechado la nueva moneda para el veneficio de los más acaudalados.
Los políticos lo encubren diciendo que el pais ha crecido en economía..
Chipre y Malta han sido los últimos en unirse a la zona euro con gran eurofia, veremos cuando conozcan la realidad...
Me ha gustado la frase donde dices que los sueldos siguen en la era de la peseta. Hoy en día con 5 euros no tienes ni pa pipas. Antes 500 pesetas daban para más.
Cada vez vamos a peor, mientras unos tienen sueldos astronómicos, otros ganan una miseria. Y por supuesto, todos pagamos lo mismo por alimentos base como la leche o el pan. Precios que suben, sin justificación, o con justificaciones falsas como lo es en el caso del pan.
¡Viva la Peseta!
Parece una nimiedad, pero a mí me indignaba mucho que, en los dos meses esos de transición, al comprar un chicle, dependendiendo de la moneda con la que pagaras, te cobraban 5 pesetas o cinco céntimos. ¡Que son 8 pesetas! Es más del 50%. Con esto quiero decir que desde el principio fue evidente que lo del euro no es más que un timo. Con lo bonito que es cambiar dinero cuando te vas a otro país... (en realidad es la única ventaja que le veo al euro, porque en todo lo demás nos ha fastidiado pero bien).
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